La casa Volnitza abrió sus puertas al encuentro con uno de los pensadores anarquistas contemporáneos más lúcidos en materia de ecología social y prácticas libertarias. El día viernes 17 de junio, nos reunimos atendiendo a una inesperada convocatoria: el profesor Carlos Taibo se encontraba de paso por la región chilena y estaba dispuesto a compartirnos su palabra.
Unas
ciento cincuenta personas nos reunimos en el reducido espacio de la
casa para atender a la exposición del orador y autor de una
prolífica obra historiográfica y de análisis político. Y si la
intervención del compañero Taibo fue esclarecedora, las
intervenciones que se sucedieron en la ronda de preguntas fueron aún
más demostrativas de que en esta región que habitamos, no sólo hay
una sed de reunión y de encuentro sino de asumir los aportes
ideológicos para adaptarlos a una lucha con identidad e historia
propia. En este sentido, la mayoría de las y los jóvenes asistentes
hicieron énfasis en la comprensión de un contexto de desarrollismo
extractivista que impone el priorizar la lucha en defensa de los
territorios. Esto supone, sin dudas, un considerar las prácticas y
formas organizativas autonómicas de nuestras comunidades
originarias.
Compañeros
de distintas iniciativas libertarias se hicieron presente en este
encuentro con la palabra. Así, cabe mencionar a los compañeros de
la Editorial Eleuterio, La Conquista del Pan, el Sindicato de Oficios
Varios de Santiago y otras organizaciones cercanas al sindicalismo
revolucionario. Entre todos construimos un ambiente distendido y de
grata retroalimentación, el más propicio para atender a nuestras
diversas perspectivas. Por esa noche, la capital del cielo nublado de
gases que no ha podido con los pulmones de tantos jóvenes sedientos
de libertad, se rindió ante el ceremonioso silencio de una
muchachada que atiende a los encuentros formativos que reconoce
verdaderamente emancipatorios. Así, un evento que entre las blancas
paredes de un cláustro pudiese ser considerado protocolarmente
académico, en los espacios de la casa Volnitza se puede tornar en
práxis de educación libertaria, una educación que es capaz de
reunir a estudiantes y trabajadoras en formas organizativas que
plantean un horizonte sin jerarquías.
Es
por ello que apelamos a la multiplicación de estas iniciativas. La
educación es un proceso de socialización. Y esa socialización
debemos procurárnosla con criterios propios, prestando atención a
nuestro contexto y ejerciendo la crítica transformadora. Si los
centros que se pretenden educativos (y ejercen mero adoctrinamiento),
privados y/o estatales, cierran sus puertas a nuestra formación
integral, forjemos nuestra humanidad más digna al margen de toda
estructura opresiva, en el seno de iniciativas libertarias que logren
federarse y apuntalar una profunda y verdadera transformación
social. Construyamos anarcosindicalismo en cada centro de trabajo,
forjemos idea transformadora en cada toma, avancemos hacia la
libertad, que es la libertad de todos y todas.
Lo
que sigue es una grabación de aquel encuentro que produjo a Taibo
una grata impresión. Ojalá se repita. Y ojalá en esa repetición,
la voz de nuestras compañeras se sobreponga a los esfuerzos
invisibilizadores del ego macho para explicar por qué, en estas
regiones, no se puede descolonizar sin despatriarcalizar.
Nos
lo debemos, compañeras.
Salud
y Anarquía